Tomar su cruz

Y cargar su cruz, quiere decir ayudar a su propia crucifixión. Mi cruz son todas las cosas y todas las personas que contrarían mi voluntad, mi voluntad humana, la voluntad de la carne.

¡Si yo no tomo mi cruz, no soy digno de Cristo! Y así es con muchos creyentes. Sí, como dice Pablo, ellos andan como enemigos de la cruz de Cristo, es decir, de la cruz que ellos mismos debieran tomar, y en la cual debieran clavar su propia voluntad.

En Gá. 5. 24, encontramos una verdad extremadamente seria: “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”. ¡Los que no han hecho esto, y no continúan con ello, no le pertenecen! ¡No son sus discípulos!

¡Lo más glorioso de todo es que Jesús se dejó crucificar voluntariamente, ayudando incluso a ello! Lo que le sigue en gloria es cuando un hombre se deja crucificar voluntariamente con Él, por la fe y por la obediencia a la fe, andando diariamente como amigo de la cruz en la cual su propia voluntad es clavada.

¡Esto fue casi lo único en lo cual el glorioso apóstol Pablo quería gloriarse, y lo más grande que él conocía! ¡Su vida y enseñanza lo muestran claramente!

¡No era solo que él estaba entusiasmado con esta perfecta teoría! ¡No, él vivía plenamente esto, y exhortaba a otros a seguirle a él! ¡Hagamos esto también plenamente, mis queridos hermanos!

Escucha lo que dice él: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo…” (Gá. 2. 20). Y: “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo”. (Gá. 6. 14).

¡Esto era para él lo más grande de todo, lo más glorioso, lo que tenía mayor significado, y el misterio para llegar a la mayor felicidad que un hombre pueda alcanzar aquí en su exilio!

“¡No mi voluntad, sino la tuya!” ¡Esto ha sido y es el asunto principal durante todos los días de nuestra vida, es el asunto en sí! ¡En realidad, no se trata de ninguna otra cosa! Lc. 11. 2: “¡Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra!” ¡Entonces las cosas se harán con la exactitud y la rapidez del rayo!

Y eso quiere decir que debemos llegar a esto: ¡Rápidos como el rayo para renunciar y crucificar nuestra propia voluntad! ¡De otra forma no se hará la voluntad de Dios en la tierra, como en el cielo!

Pero, ¿quién tiene una meta así tan alta?, ¿y una tal fe?

Y si no es nuestro caso: ¡Despertémonos para seriedad! De forma que recibamos esta meta y una fe viva en la ayuda extremadamente poderosa de Dios para lograrlo. ¡Entonces sucederá!

Vuestro hermano, profundamente afligido a causa de toda somnolencia espiritual

Elías Aslaksen.

 

 

 

Devotional

Si pudieras hacerle una pregunta a Aslaksen después de haber leído el artículo «Tomar su cruz», ¿Cuál sería?

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