La valiosa gracia de David

Hay dos cosas significativas acerca de esta gracia, que curiosamente se llama la gracia de David, la gran gracia que recibió David, la que fue capaz de convertirlo en un hombre según el corazón de Dios, que para llegar a serlo se necesita de algo extremo.

Y toda la gracia activa que podemos obtener ahora en el tiempo del nuevo pacto, es desde luego, muchas veces mayor y más efectiva que la que se podía obtener en el tiempo del antiguo pacto.

Algo legítimamente divino y absolutamente sin excepciones. Según Pedro y Santiago, solo podemos recibir esta gracia si somos verdaderamente humildes, y solo en la medida en que lo seamos.

¡Esto es cierto y verdadero en todos los sentidos! Sí, ¡es lo más seguro de todo lo que es seguro! Y es tan cierto que el soberbio tenga a Dios como opositor, como lo es que el humilde reciba gracia. Esta es la ley natural de la vida, tanto en lo espiritual, como también en lo natural. Es la verdadera base para toda exaltación y toda humillación, según las propias palabras de Jesús: “El que se exalta a sí mismo será humillado, y el que se humilla a sí mismo será exaltado”. Sí, aun cuando uno no quiera esto. Porque es la firme resolución de Dios, de acuerdo a su propio ser divino.

¡Obtendremos exactamente tanta rica y diversa gracia como humildes seamos! Y tan seguro y cierto será esto, en la medida de que lo que tengamos sea realmente humildad en espíritu y verdad, y no un sustituto de humildad.

Hay varias características de la humildad. El humilde no objeta, ni explica, ni protesta, ni se opone, ni duda ni titubea en obedecer la Palabra de Dios y a sus superiores en este mundo, tanto en el lugar de trabajo como en la vida familiar. También con gusto se deja uno amonestar y reprender. Y es bueno en guardar silencio, y no abrir la boca, o hablar sobre esto y aquello, y sobre eso y aquello, y hablar sobre cosas que uno realmente no entiende nada, porque a él le gusta atenerse a lo humilde, lo bajo; sí, él aprovecha la oportunidad para permanecer allí, porque allí hay paz sin fin.

Sobre todo, el humilde se abstiene de juzgar y criticar a su prójimo, ya que, sin lugar a duda, el que lo hace se ha exaltado y se ha sentado indiscutiblemente en un trono de juicio. Los jueces, por cierto, se sientan ahí.

Entonces uno está tan lejos de la humildad como el este del oeste. ¡Y así de lejos estará también la verdadera gracia de Dios de tales personas!

Mientras seas humilde, ¡estás asegurado de por vida! Dios es clemente, compasivo y misericordioso con todos los hombres, excepto con los soberbios, con los altivos, arrogantes, sabios en su propia opinión y con los envanecidos, ¡porque estos tienen a Dios como adversarios! ¡Pobres personas!

Devotional

En el artículo “La valiosa gracia de David”, se deja muy en claro que Dios les resiste a los soberbios, pero le da gracia a los humildes. ¿Porque crees que esto es así? ¿Puedes dar algún ejemplo del día a día en donde Dios le da gracia al humilde?

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