Las dos metas grandes en la vida del cristiano

I: Vencer siempre sobre todo pecado consciente.

El hecho de que Cristo haya muerto por nuestros pecados, nos proporciona el perdón de pecados si lo creemos y si perdonamos de corazón a nuestros deudores.

La victoria sobre todo pecado consciente también la obtenemos por medio de la fe, en otras palabras, por creer que nuestro viejo hombre fue crucificado con Cristo. Ro. 6. 6, o como se expresa en Ga. 2. 20.

“Con Cristo estoy juntamente crucificado…”

Con esta fe, y por medio de ella, morimos al hecho de pecar, a todo pecado consciente; de modo que, en vez de pecar, podamos permanecer de pie como vencedores en cada tentación.

¡Qué glorioso es poder vivir siempre de esa manera con buena conciencia delante de Dios y de los hombres!

Pablo escribe: “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús…” (2 Co. 2. 14).

Pero la mayoría, lamentablemente, no ha alcanzado por nada esa meta preliminar y gloriosa en su vida. Esto tiene sus dos buenas razones:

  1. Uno simplemente no quiere dejar todo lo propio y morir con Cristo, y por eso cesa la posibilidad de alcanzar esa vida gloriosa en victoria.
  2. Uno no cree por nada que está crucificado con él, ni tampoco podrá llegar a creerlo en tanto que no quiera dejar todo lo propio. Dios no nos da fe para algo que nosotros no queremos.

Si uno, realmente y en verdad, quiere ir tras las pisadas de Jesús, entonces también recibirá fe para andar ese camino. ¡Alabado sea Dios!

 

II: Habrá un crecimiento en lo bueno en tanto que aumente la luz de vida, y el pecado inconsciente sea desvestido y despojado.

Esto es lo mismo que un aumento de transformación en nuestro interior, lo mismo que un crecimiento en el ser partícipe de la naturaleza divina.

Aquí no tenemos ninguna meta limitada, dicho de otra forma: tenemos posibilidades ilimitadas. La meta será entonces:

¡El mayor grado posible de crecimiento y transformación!

Por lo mismo, todos los frutos del Espíritu y todas las virtudes de Cristo, al mayor alcance y a la mayor profundidad posible, nos serán siempre de vivo interés.

“Creemos, por lo cual también hablamos”, dice Pablo. El que uno ni siquiera hable de esto, tiene una razón determinada: Uno no cree en ello.

Hay que decir sobre el punto 1 y 2: aquí no ayudan deseos ni sueños, ni tampoco algunos intentos más o menos débiles. ¡No, de nada te van a servir! Lo único que vale y funciona es una fe viva en la obra de Dios y de Cristo, y en la Palabra que habla con toda claridad, determinación y seguridad sobre esto, la cual casi no habla de otra cosa.  ¡Lee, piensa y cree!

Elias Aslaksen

Devotional

Anota todas las exhortaciones que Aslaksen escribe en “Las dos metas grandes en la vida del cristiano” ¿Hay alguna de ellas que te habla de manera especial?

You have to log in if you want to save your answer.